jueves, 19 de abril de 2012

Fin del camino


Algunas de vosotras os habréis dado cuenta de que hace ya un tiempo que no subo ninguna entrada. El motivo es variado como la vida misma: una sobrecarga considerable de trabajo que no me ha dejado tiempo ni para respirar, problemillas de salud, preocupaciones familiares y una decepción personal que ocupa una parte bastante importante de mis pensamientos ahora mismo y me impide pensar con demasiada claridad.

La cuestión es que de pronto me he visto desbordada y el resultado final ha sido la ausencia total de inspiración y de motivación para seguir escribiendo. No sé si será simplemente una etapa que tengo que dejar pasar o si supondrá el cierre definitivo del blog. En cualquier caso, y aunque suene a topicazo de los gordos, quiero daros las gracias a todas por vuestro apoyo, vuestros comentarios, vuestras alabanzas y vuestras críticas, en definitiva, por estar ahí, leyéndome y compartiendo conmigo un pedacito de vosotras. Incluso a las que nunca me han escrito pero me han leído, gracias por haberme dedicado unos instantes de vuestras vidas.

Cuando empecé a leer blogs de forma totalmente anónima no acababa de comprender la extraña e íntima conexión que se crea en este tipo de comunidades. Ahora no solo es que la comprenda, es que la comparto al cien por cien. He descubierto que por estos mundos blogosféricos hay gente maravillosa de carne y hueso y que detrás de muchos blogs hay personas que ponen todo su esfuerzo y sus ganas en compartir un mundo que les apasiona. Así que, segundo topicazo: ha merecido la pena tener este blog aunque solo sea por haberos conocido. No necesito decir nombres. Los sabéis de sobra. Y sois el motivo de que me sienta tan triste mientras escribo esta entrada, aunque en el fondo no sea del todo una despedida...

Un beso enorme a todas y nos vemos por vuestros blogs :-)


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lunes, 2 de abril de 2012

¿Qué hay en mi ducha?


Hace algún tiempo me tropecé con un tag que me gustó especialmente. En él, Patri, de Algo pasa en Kahuna, nos contaba los productos que podíamos encontrar en su ducha. Me pareció una idea divertida y por eso se me ha ocurrido que yo también podría contaros lo que os podéis encontrar en la mía.




Champú Super Strong Daily Shampoo y acondicionador Super Strong Daily Conditioner de Paul Mitchell
Dos productos fantásticos para fortalecer y dar vida al pelo. El champú penetra profundamente en la corteza para reconstruir la estructura interna del cabello y el acondicionador alisa, hidrata y da brillo, además de ayudar a proteger el cabello de los perjudiciales efectos del sol. Fueron mi salvación en agosto, recién llegada del verano con un pelo mustio, débil y deshidratado que daba auténtica pena. Os hablaba de ellos hace un par de meses en una review que podéis encontrar aquí.




Tratamiento intensivo 3 Minute Miracle de Aussie para pelo con color
Su ingrediente más llamativo es el melocotón salvaje australiano, cuyo aceite posee altas propiedades hidratantes. No puedo hablar todavía en condiciones sobre esta mascarilla que tan buenas críticas cosecha por ahí, porque me la compré hace unos días y solo la he utilizado una vez. Me gustó mucho el efecto que tuvo sobre el color de mi pelo, las mechas se me quedaron más matizadas y el tono más vivo. El pelo, en general, se me quedó más suelto y suave, sin rastro alguno del apelmazamiento que han sufrido otras personas con este producto. Otro punto a su favor es el envase, que resulta de lo más práctico. Cuenta con una membrana de látex autosellante en la base que se abre al apretar los costados del envase, dejando un orificio por el que sale el producto sin necesidad de abrir incómodas tapas ni desenroscar duros tapones. Algo muy de agradecer cuando tienes las manos mojadas. Como punto negativo destacaría que el pelo se me ha ensuciado antes de lo habitual, pero con un solo lavado, no puede achacárselo totalmente al producto.




Crema de ducha de rosa mosqueta de Weleda
Es un gel de ducha cremoso sin jabón, con pH fisiológico, formulado a base de una suave crema limpiadora vegetal que respeta el equilibrio natural de la piel. Está enriquecido con aceite ecológico de sésamo y de rosa mosqueta, que protegen la piel del desecamiento. Es un producto extremadamente suave, ideal para personas que, como yo, sufren alergias o una gran sequedad, ya que deja la piel muy hidratada y sin irritaciones. Su textura es bastante curiosa y dista mucho de parecerse a la de los geles convencionales. Es más bien como una crema que se funde perfectamente con la piel húmeda y casi no hace espuma. Su olor es el de la rosa damascena que contiene, por lo que si el olor a rosas no os convence, os recomiendo que probéis mejor el de granada de la misma marca.




Exfoliante corporal de abedul de Weleda
Una vez a la semana me exfolio todo el cuerpo con este exfoliante, realizando un concienzudo masaje para estimular la microcirculación de la piel. Su textura es cremosa, muy similar a la de la crema de ducha, y contiene unos gránulos de ceras naturales de carnauba y abeja, sorprendentemente gruesos pero increíblemente suaves que dejan mi piel lisa y aterciopelada. Es de los pocos exfoliantes corporales que no me dejan la piel como si acabara de frotármela con piedra pómez. Contiene aceites vegetales de sésamo y de hueso de melocotón, que protegen la piel del desecamiento, y extracto de hojas de abedul, que es el que le proporciona su gran capacidad drenante. Pero lo mejor de todo es su olor: un fresco aroma natural a base de aceites esenciales de coníferas y cítricos que dejan mi cuerpo oliendo a bosque, a huerto de limoneros. Una delicia.



 
Y estos son los cinco productos que se apelotonan (literalmente) en el estante de mi ducha. Como veis, nada de esponjas ni de cepillos exfoliantes, porque tengo la piel del cuerpo incluso más sensible que la de la cara y cualquier cosa me la irrita, así que procuro utilizar productos naturales de alta tolerancia dermatológica y extenderlos simplemente con las manos.

¿Y vosotras?, ¿qué productos son los reyes de vuestras duchas?

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